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Costumbres argentinas



Breve reseña de la historia del vino:


El vino, ha sido siempre la alegría y uno de los mayores placeres de los que ha disfrutado el ser humano, su inspiración y uno de los principales motores de la cultura occidental
Dicho por estudios entre el siglo XlX y XX, sabemos que la vid tanto silvestre como vinífera existe desde la Era Terciaria, puesto que se han encontrado hojas registradas en las piedras y semillas en asentamientos prehistóricos, en tumbas, pirámides y en pequeñas ánforas en las ruinas varias ciudades antiquísimas. Todo ello asegura la gran antigüedad de este cultivo, demostrando al mismo tiempo que el vino fue conocido por muchos los pueblos antiguos desde la India hasta las Galias.
En el imperio romano ya cultivaban la vid y atribuían al dios Saturno sus viñedos famosos.
Tras las conquistas de este imperio el cultivo de la vid se generalizó en todo su territorio y la fabricación de vinos se convirtió en un gran motor económico de la época.
La conquista al resto mundo de la mano fue de la mano de los mercaderes fenicios y griegos a través del desarrollo del comercio marítimo en el Mediterráneo.
Durante la Edad Media se diseña el nuevo mapa vitivinícola de Europa bajo la impronta del prestigio de los vinos regionales.
Ya en la era del  renacimiento comienza una nueva etapa en la historia del vino. En los siglos XV y XVI se mejoran los sistemas producción. En Francia los vinos de Champaña, Burdeos y  Borgoña, comienzan a adquirir la fama. Y el señor Don Perignon descubre el método que aun hoy, se utiliza para elaborar el champagne. Este último apodado en la Argentina actual  como “El rey de los vinos”.

La tradición de los vinos franceses llegó a América con los españoles, durante la conquista. A la Argentina la vid llegó desde lo que hoy es la República de Chile, junto a los primeros colonizadores que pisaron nuestro país. Ya en el siglo XX tanto en Argentina como en Chile se producen vinos que están a la altura de calidad, de los vinos franceses y españoles.
Mientras tanto es en Francia están molestos por que en el resto del mundo se utilizan nombres como Borgoña para denominar una clase de vino, y reclaman la exclusividad de dicha denominación para el vino de esa ciudad.








 El vino y los porteños:


Existió una costumbre muy arraigada durante décadas del siglo XX en la mesa de la clase trabajadora porteña. El vino en damajuana. 




Como se aprecia en la imagen este envase data de un tamaño importante ya que posee una capacidad real de 4600 mililitros, y si bien le faltan 400 de ellos para llegar a los 5 litros, en la jerga popular siempre se dijo que una damajuana tiene 5 litros. Vinos que sabia ser muy agradables y bebibles para el paladar, quizás poco exigente y el bolsillo escaso de la gente de trabajo. Porque al evitar el envase individual de litro, que también los había, era un poco más económico.
No podía la ama de casa poner en la mesa semejante botellón de vidrio, entonces nacieron algunas alternativas para servirlo en la comida familiar. Una era verterlo en una botella de un litro, por intermedio de un embudo, que supieron ser primero de metal y mas tarde de plástico o el nunca bien ponderado y famoso pingüino:









Un párrafo aparte es la mala compañía del vino, la soda. Muchos opinan que la soda solo arruina la calidad del vino. La soda aun hoy es el único producto que como en las viejas épocas es entregado en la puerta de nuestras casas. Sobrevivió a los abatares de la vida moderna. Antes, nos traían a la puerta de nuestra casas los artículos de consumo diario como el pan, la leche, el carbón, el hielo, etc. que ya desaparecieron, pero el sodero sigue firme todos los martes y viernes a veces mas temprano o en ocasiones mas tarde. Y el timbre suena recordando tiempos idos y se escucha el grito ¡SODEROOO!










 La soda en sifón (así se llama el envase de la foto), es un producto casi exclusivo de Argentina, en otros países existe el agua gasificada en botella, por eso les explico que en la palanquita (que sobresale de la cabeza del sifón) hay que hacer presión hacia abajo y por el cañito que encontramos en su interior sale con gran presión la soda. Un elemento que si lo agregamos al vino indudablemente lo deja más suave y como aguado pero las burbujas que provienen de su gasificación tornan en nuestro paladar una especia de cosquillas que son agradable. 
La soda se bebe sola o con limón para calmar la sed fuerte.


Volviendo al vino, su fabricación data en Argentina de años precoloniales, Cuenta la historia que el general San Martín aun insurgente de la colonia española invito a una conversación política a varios representantes de esa colonia imperialista, y en esa mesa les ofreció un excelente vino tinto y cuando los españoles lo probaron, dijeron que buen vino de España, ignorando que el General (que años más tarde sería participe de la definitiva expulsión de sus colonias en gran parte de America del Sur), había ordenado que se les sirviera un vino elaborado en la actual Mendoza, Argentina.
Fuente Web



Acá les dejo una última foto de tres artículos netamente Argentinos, que con solo mirarla los recuerdos
afloran... gigantes como la damajuana, efervescentes como la soda y embriagador como en vino.


Escribime a decodecori@gmail.com





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