Damasquinado Esta clase de ornamentación ( llamado comunmente: Filigrana de Toledo), aplicable a toda clase de objetos artísticos, incrustando labores de oro o plata en un metal más común, como el hierro pavonado, el acero o el cobre, se practicó desde muy antiguo entre los egipcios, los griegos y los romanos. Adquirió gran desarrollo en Oriente desde que el Imperio Romano se trasladó a Bizancio, siendo originarias de Damasco, las mejores piezas que llegaban de Europa, por lo que este arte tomó el nombre de Damasquinado, aunque más propio es el de "Ataujía" con el que también se designó. Por todo el mundo se imitaron las labores del damasquinado. A este resurgimiento de un arte olvidado en Occidente, contribuyó en primer lugar el lujo desplegado en las armaduras en toda Europa desde finales del siglo XV: suntuosos arneses de Carlos I y Felipe II. Según fueron evolucionando las armas de fuego, el damasquinado perdió importancia, quedando reducido a un accesorio de
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